HISTORIA DE LA CÚRCUMA: DE LA ANTIGUA MEDICINA ORIENTAL A LA GASTRONOMÍA OCCIDENTAL

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El uso de esta especia data de miles años atrás. Usada tanto en rituales como para el tratamiento de enfermedades, debido a sus supuestos beneficios mágicos y protectores.

En los últimos años el consumo de cúrcuma se ha visto incrementado sustancialmente. Entre los factores que favorecen la incorporación de esta especia exótica a nuestras dietas encontramos el intercambio cultural, la tendencia actual hacia una alimentación más “funcional” y/o “natural”, junto con las propiedades medicinales que se le atribuyen. Por todas estas bondades que se le adjudican a la cúrcuma, en ocasiones se la clasifica como un “superalimento”. Junto a esto, debemos de sumarle el aumento prominente del consumo de productos nutracéuticos a base de cúrcuma o en su lugar, alguno de sus componentes bioactivos. Además, la Unión Europea aprueba el uso de cúrcuma como aditivo alimenticio. Este coadyuvante tecnológico está catalogado como una especia colorante. En diversos alimentos aparece en su listado de ingredientes bajo la nomenclatura E100. Entre ellos, podemos citar la mostaza, algunos quesos como el cheddar, tes, licores, palomitas de maíz, etc…

El motivo de este artículo es que muchas personas confusas por otros mitos se plantean si este condimento lleno de misticismo realmente posee las propiedades milagrosas que se le atribuyen o simplemente es una estrategia comercial. Si eres de los que se cuestionan las virtudes de la cúrcuma ¡no te preocupes! Vamos a dilucidar todas las posibles dudas que existen sobre este aditivo tan peculiar, de la mano de la evidencia actual.

¿Qué es la cúrcuma?

La cúrcuma es una planta herbácea rizomatosa perenne oriunda en el sudeste asiático, más concretamente en la India y la zona meridional de Vietnam. Pertenece a la familia de las zingiberáceas, así pues, podemos considerarla como un pariente cercano de algunas plantas como son el jengibre o el cardamomo. Para aquellos que no tengan conocimientos botánicos, un rizoma es algo parecido a un tubérculo (patata, mandioca…). La fitología lo describe como un tallo desprovisto de hojas, filiforme, carnoso y duro, que crece por debajo del suelo de forma horizontal. Hago especialmente hincapié en el rizoma porque podemos considerarlo el principal protagonista de esta historia. Particularmente, esta parte de la cúrcuma es la más interesante desde un punto de vista comercial, cosmético, gastronómico y medicinal.

Por otro lado, el nombre de esta planta puede variar dependiendo de la zona, cultura o país en el que nos hallemos. Por ejemplo, en el norte de la India se llama Haldi, en el sur Manjal, los anglosajones la denominan Turmeric, etc. Asimismo, en España y en los países de habla hispana se la conoce como cúrcuma. Si buscamos le etimología de su nomenclatura, encontraremos que la palabra cúrcuma deriva del árabe antiguo KourKoum. Probablemente, sea un legado que nos dejó el pueblo andalusí, ya que, esta cultura forma parte intrínseca de la historia de España. Es bien sabido, que las culturas musulmanas empleaban esta especie dorada en la elaboración de muchos de sus platos y por su color pensaban que era una variedad de azafrán. Esto hizo que a la cúrcuma se la denominara comúnmente por estas culturas como el “azafrán de la India”, pese a no pertenecer a la misma especie. Es importante resaltar, que cuando hablamos de cúrcuma no solo existe una única variedad. En la actualidad, se han identificado hasta 133 especies distintas de cúrcuma, la mayoría de ellas tienen denominaciones locales y se utilizan en diversos tratamientos medicinales. Es importante que entendamos que la composición puede diferir entre las distintas especies de la misma familia. Es decir, que entre ellas pueden variar en cuanto a sustancias bioactivas específicas, curcuminoides y algunos ácidos fenólicos.

Historia de la cúrcuma

Pese a que mucha gente tenga la creencia de que la cúrcuma es una especia de moda y actual, ha sido utilizada por las culturas asiáticas ancestrales desde tiempos inmemoriales. Hace aproximadamente 4000 años, las culturas “Vedas” ya empleaban la cúrcuma como medicamento, condimento y en algunos rituales. Con el paso del tiempo, este conocimiento de la vida se transmitió entre las diferentes civilizaciones del continente oriental (hindús, asirios, chinos, etc.) Es por ello, que la cúrcuma forma parte de la farmacopea de algunas medicinas tradicionales como la China o la Ayurveda, entre otras. Por ejemplo, en el antiguo compendio médico Sushruta (250 a.C.), se recomienda el uso de un ungüento a base de cúrcuma para aliviar los efectos perniciosos del consumo de alimentos envenenados. Es probable que en este escrito se estuviese refiriendo a la aplicación de este linimento para los problemas dermatológicos relacionados con alguna alergia y/o intolerancia alimentaria, pero esto es solo una mera suposición.

Es sorprendente que en estos tiempos tan remotos ya se vinculara la alimentación y el bienestar. Es más, se contemplaba la salud desde una perspectiva física, mental y espiritual. Estas culturas ancestrales, basaban sus conocimientos gastro médicos ​​a partir de ciertas posiciones conceptuales y teóricas únicas.  Por ejemplo, relacionaban el gusto (rasa) como un indicador de las propiedades que aportaba el alimento tras su ingesta (mayor potencia, un efecto post digestivo o acción farmacológica). Principalmente diferenciaban seis sabores, dulce, ácido, salado, picante, amargo y astringente, cada uno de ellos se vinculaba a un elemento y estos determinaban el efecto del alimento en nuestro cuerpo. La cúrcuma es considerada por estas culturas como una especia calentadora, que aporta sabores amargos, picantes y astringentes. En base a sus teorías naturópatas prescribían esta zingiberácea para aliviar problemas digestivos, purificar la sangre, como tratamiento antiinflamatorio, de uso tópico en la piel por su función cicatrizante, etc.

Por todo lo mencionado, no es baladí que la cúrcuma por sus efectos pleiotrópicos se considerara por estas civilizaciones atávicas como “la especia dorada de la vida”. Quizás, este sea uno de los motivos por los cuales este condimento alimenticio es uno más utilizados en la gastronomía asiática. Además de que aporta un enriquecedor aroma, sabor y color distintivo a sus platos típicos.

Los ”poderes mágicos” de la cúrcuma

La medicina tradicional siempre ha ido de la mano de la religión y la magia. Debemos de tener en cuenta, que en la antigüedad la enfermedad se relacionaba con posesiones infernales o con un castigo divino. Muchas de las experiencias óptimas de la humanidad han tenido lugar dentro del marco de los rituales. El propósito de estos era conectar a la gente con los poderes y entidades sobrenaturales. La cúrcuma, ha sido y es considerada por muchas culturas como un polvo sagrado que tiene la capacidad de purificarnos frente a los malos espíritus. Cuentan las leyendas, que los monjes budistas lavaban sus ropas con cúrcuma para desinfectar y purificar sus togas, de ahí que sus túnicas tengan peculiar color anaranjado. No obstante, algo que si conocemos de manera fehaciente son las propiedades tintóreas de la cúrcuma. Existe un documento del 600 a.C., donde un herbolario asirio menciona sus cualidades como planta colorante.

Tras esta pequeña digresión y siguiendo con los rituales divinos, las novias hindúes, antes de la ceremonia, pintan sus cuerpos con una pasta realizada con este mágico polvo dorado, en señal de su virtud y pureza. A su vez, esta crema le aporta a la futura esposa un tono brillante a la piel. De igual forma, a los recién nacidos se les frota su cuerpo con cúrcuma con la finalidad de que les aportara buena suerte en su vida. También forma parte de la pasta que se prepara para el distintivo y místico tercer ojo hindú. Estos son solo algunos de los usos sagrados más destacables y conocidos de la cúrcuma. A día de hoy, muchos podemos decir que este polvo dorado nos sigue teniendo hechizados.

De oriente a occidente

Desde los tiempos antiguos, las civilizaciones asiáticas han comercializado sus especias con los pueblos occidentales. El principal problema que limitaba estas transacciones mercantiles era el transporte. Actualmente podemos recibir un paquete desde china en apenas unos días. Sin embargo, por aquel entonces no había barcos ni aviones y las travesías entre oriente y occidente eran largas e inseguras. Las primeras civilizaciones occidentales que comercializaron con oriente fueros el Imperio Griego y el Romano. Estos últimos utilizaban los animales exóticos para mostrarlos en sus circos. Tras la caída del imperio Bizantino y la posterior expansión árabe-musulmana derivó a la apertura de la denominada “Ruta de las Especias”.

Más tarde, con la llegada del Imperio Mongol se abrieron otras rutas que permitirían viajar con más seguridad, pero volvían a ser muy lentas y encarecía el producto. Seguramente hayas escuchado las historias y leyendas de un mercader llamado Marco Polo. Este comerciante, a finales del siglo XIII, en su relato el “libro de las maravillas” hacía referencia sobre la cúrcuma. Afirmaba fehacientemente, que estas culturas poseían un vegetal muy bien considerado con propiedades similares a las del azafrán, pero que no lo era. A pesar de esta pequeña cuña publicitaria realizada por el joven Polo y que el coste de la cúrcuma era inferior al del azafrán, el consumo de esta especia era ínfimo por aquel entonces. Quizás, su peculiar sabor, entre amargo y picante, no gustó demasiado a los aristócratas de las civilizaciones occidentales. Los siguientes 200 años se vieron socavados por la Peste Bubónica y las guerras con el imperio turco lo que condujo a una menor accesibilidad y un aumento del coste de las especias.

En 1498, un marinero portugués llamado Vasco de Gama se lanzó a la mar en busca de una nueva ruta de comercio con la India. Este celebre navegante llevo a buen puerto esta expedición, inaugurando una vía de comercio con oriente. El principal motivo que movió dicha hazaña fue el comercio de las especias. En aquellos tiempos, estos condimentos eran escasos y su precio astronómico. Para que te hagas una ligera idea, estaban tan bien valoradas las especias que se las conocía como el “oro indio”. Posteriormente, los holandeses se hicieron eco de esta noticia y tomaron prestados los mapas del explorador portugués, esto fue el inicio de la (VOC) compañía Holandesa de la India. Otro país que se vio involucrado en la conquista del comercio del valle del indo fue Inglaterra, este último se vio favorecido por el matrimonio del rey Carlos II con Catalina de Braganza, princesa de Portugal. Además, la ulterior consagración real de Guillermo III de Orange en el trono británico propició la entrada de los ingleses en dicha ecuación. Este fue el principio de lo que se conoce como la compañía Británica de la India (EIC). Esto favoreció sustancialmente las transacciones con especies, sobre todo el mercado de la pimienta. Volviendo estos condimentos muy asequibles. Sin embargo, la cúrcuma despertaba poco interés entre los consumidores europeos, exceptuando de unos pocos españoles. Quizás, todavía las consumían por sus tradiciones moriscas.

Deberíamos de esperar hasta prácticamente finales de los 70 para ver como la cúrcuma ganaba popularidad. Varios son los factores que favorecieron dicha situación. Entre ellos, la independencia de la India en 1947. En 1978, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce a la medicina tradicional ayurveda, definiéndola como un sistema eficaz para complementar los tratamientos occidentales. Además, junto al respaldo de la OMS a las medicinas tradicionales, surgen las primeras investigaciones que relacionan la ingesta de cúrcuma con propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas. Actualmente, es una especia que se consume en multitud de países.

Actualidad sobre esta especia

Como hemos podido contemplar hasta el momento, las especias han formado parte intrínseca de nuestra historia. De igual forma, estos condimentos han formado parte de las medicinas tradicionales, donde estas civilizaciones ancestrales convertían la cocina en su propio laboratorio farmacéutico.

Hoy en día, la cúrcuma es un condimento que se ha introducido en nuestra gastronomía para enriquecer nuestros platos, dándole un toque exótico. De igual forma, esta zingiberácea se emplea en la preparación de algunos productos cosméticos, se usa como coadyuvante tecnológico en la industria alimentaria e incluso se utiliza en la formulación de algunos fármacos. Su gran versatilidad, junto a la globalización y la diversidad cultural han propiciado su expansión a nivel mundial. En la actualidad, el mayor fabricante, consumidor y exportador de cúrcuma es la India, contribuyendo al 80 % de la producción mundial. Las variedades la Madrás y Allepey son las más comercializadas a nivel internacional, sus nombres derivan de las zonas de donde provienen.

Cúrcuma y salud

Desde hace unos años ha surgido un amplio interés por el uso de la medicina tradicional y alternativa. Muchas personas se decantan por este tipo de tratamientos primigenios buscando opciones terapéuticas más naturales. No obstante, que algo sea natural no significa que sea inocuo. Debido a que su uso puede presentar toxicidad, algunas contraindicaciones y efectos adversos.

La cúrcuma se ha utilizado ampliamente por los sistemas medicinales ancestrales.  Esto ha hecho que a esta especia se le hayan atribuido diversas cualidades curativas. Los principales responsables de la actividad “medicinal” de la cúrcuma son los curcuminoides y los aceites volátiles (ácido ferúlico, ácido p-cumárico, tumerona…).  De estos compuestos bioactivos, la curcumina podríamos decir que es su mayor representante, ya que, la actividad farmacológica de este componente aislado es prometedora. Si quieres saber más sobre los curcuminoides, y más en concreto sobre la curcumina tienes este artículo, y también este otro artículo.

Entre las propiedades asignadas a esta herbácea podemos destacar su potencial antiinflamatorio, antioxidante, anticancerígeno, antiviral, etc. Sin embargo, cuando se habla de las características gastro médicas de la cúrcuma debemos de ser cautos, ya que, algunas afirmaciones pueden resultar peligrosas. Por ejemplo, algunos inconscientes promueven el uso de la cúrcuma como tratamiento anticancerígeno. Validando su uso con el apoyo de estudios epidemiológicos ecológicos. En dichas investigaciones se muestran tasas más bajas de algunos canceres en la población que consumía cúrcuma frente a las que no. No obstante, si bien es cierto que existe una correlación entre ambos hechos esto no implica que una favorezca a la otra, en otras palabras, correlación no implica casualidad. En dichos estudios no se contemplan algunos factores de confusión como las menores tasas de pruebas de diagnóstico, diferencias genéticas, etc.

Con la evidencia que poseemos actualmente, podemos afirmar que la cúrcuma que consumimos a través de la ingesta alimentaria es poco probable que tenga efectos terapéuticos. Esto es debido a que la cantidad que se ingiere en cada comida es muy poca y no sería suficiente para beneficiarnos de sus propiedades fármaco-nutricionales. Otro dato de interés, es que entre las diferentes subvariedades de cúrcuma longa existen algunas diferencias destacables como son su contenido en aceites volátiles, curcumina, el color, etc. Por ejemplo, la variedad Madrás solo contiene alrededor de un 2% de curcumina y la Allepey estaría entre el 4 y el 7%.

No obstante, que su uso como especia no aporte beneficios curativos no significa que su extracto o algunos de sus compuestos no tengan propiedades farmacológicas. Es más, en 2009 la Agencia Europea del Medicamento (EMA) en consenso con el comité de medicamentos a base de plantas (HMPC) aprobaron el uso del rizoma de cúrcuma para el alivio de problemas digestivos leves basándose en su “uso tradicional”. Posteriormente, en 2014, el extracto de cúrcuma se añade como medicamento oficial en la farmacopea europea. Principalmente, este fármaco se emplea como colagogo, es decir para facilitar la formación de bilis. De igual forma, está indicado en el tratamiento de trastornos funcionales digestivos de origen hepático-biliar, tales como digestiones pesadas y flatulencias. El uso de cúrcuma para otras patologías requiere de más investigación, ya que, todavía no hay suficiente evidencia clara en humanos.

 Cuando hablamos de medicamentos, es importante recordar que estos deben estar registrados por las administraciones competentes. Esto es debido a que la regulación en la industria de la suplementación alimenticia es más laxa y en ocasiones el producto puede sufrir algunas adulteraciones. Por ejemplo, hace unos años tuvo que retirarse el Fortodol que además de cúrcuma incluía un antiinflamatorio (nimesulida). 

Efectos adversos

Como hemos visto anteriormente que la cúrcuma es un alimento natural, pero esto no significa que sea inocuo. Los efectos secundarios más comunes observados son la sequedad en la boca y problemas gastrointestinales (estreñimiento, dispepsia, diarrea, distensión, reflujo gastroesofágico…). Además, en dosis terapéuticas, esta zingiberácea tiene la capacidad para aumentar la secreción de bilis, por ello, las personas con obstrucción del conducto biliar, colangitis, enfermedad hepática, cálculos biliares y cualquier otra enfermedad biliar no la deben tomar. De la misma manera, la cúrcuma también se ha relacionado con interacciones con algunos medicamentos convencionales debido a su influencia sobre algunas enzimas del citocromo P450, la glicoproteína P y los transportadores de OATP. Por ejemplo, debemos tener precaución cuando estemos tomando medicamentos anticoagulantes, antidiabéticos, etc. Asimismo, se desaconseja el uso de cúrcuma en dosis efectivas en mujeres embarazadas y lactantes. Si tienes alguna duda, te recomiendo que comentes con tu médico las posibles interacciones antes de consumirla.

Conclusiones

En este artículo hemos visto como esta especie dorada ha formado parte de nuestra cultura desde tiempos inmemoriales y ha sido utilizada por civilizaciones atávicas con finalidades medicinales, gastronómicas, como tinte y cosmético. El uso de especias nos puede proporcionar un toque de sabor distintivo y reconectar con estos sabores ancestrales. Como hacían nuestros primigenios debemos de tener una visión más holística de la salud y centrarnos en algo más que un condimento mágico. Como conclusión, si te gusta el sabor de la cúrcuma deléitate con este mágico condimento y no por ser un super alimento.

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-Técnico superior en dietética.
Apasionado de todo lo que pueda estar relacionado con un estilo de vida saludable.

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