DIETOTERAPIA, ANTIBIÓTICOS Y OTROS TRATAMIENTOS PARA EL SIBO

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El SIBO se puede abordar desde diferentes frentes, y aunque el antibiótico será el principal, tenemos otras opciones que pueden favorecer la erradicación.

En el primer artículo sobre SIBO hablé sobre diagnóstico y prevalencia, en este caso vamos a ver la parte práctica y quizás más complicada, el tratamiento. Vamos a abordarlo desde diferentes frentes como la dietoterapia, antibióticos, suplementos, transplante de microbiota fecal, etc.

Introducción

A parte de tratar el SIBO, también es muy importante detectar su causa. El objetivo será tratar la causa cuando sea posible, o al menos intentar que no empeore, esto hará que disminuyamos el riesgo de recidiva de SIBO. Por ejemplo, si hay problemas de motilidad intestinal se pueden usar procinéticos para mejorar la motilidad, porque si erradicamos el SIBO pero seguimos teniendo una motilidad pobre, estamos creando de nuevo unas condiciones favorables para su reaparición. Vamos a ver con detalle los diferentes enfoques para su tratamiento, siendo el antibiótico el más efectivo y el tratamiento principal.

Antibióticos para SIBO

La evidencia es bastante limitada en este aspecto, sobre todo por las características de las muestras estudiadas, con un bajo número de sujetos y con una amplia variedad de las causas de SIBO. En la siguiente tabla os dejo las recomendaciones que aparecen en la última guía clínica (AGC, 2020) sobre el uso de antibióticos en SIBO. Me centraré en desarrollar los más estudiados y con mejor evidencia.

Tabla 1. Antibióticos sugeridos para la erradicación del SIBO (AGC, 2020).

Rifaximina

La rifaximina es un agente antimicrobiano semisintético no absorbible que actúa contra bacterias aerobias y anaerobias, gram positivas y gram negativas. Presenta una baja toxicidad y puede actuar como agente eubiótico, lo que quiere decir que preservará la microbiota autóctona.

Analizando un metaanálisis (L. Gatta y col., 2017) de 32 ensayos clínicos que evaluó la seguridad y eficacia de la rifaximina en el tratamiento de SIBO hasta marzo de 2015, donde se incluyeron 7 ensayos clínicos aleatorizados, 24 estudios de cohortes y 1 ensayo cruzado aleatorizado con un total de 1331 pacientes. Podemos ver una gran heterogeneidad de los resultados, reflejados en la figura 1, donde los situados a la izquierda de la línea discontinua roja indican una menor tasa de erradicación y los situados a la derecha una mayor.

Estos resultados tan heterogéneos se relacionan con las diferentes cantidades utilizadas de rifaximina (600 mg a 1600 mg/día), las mayores tasas de erradicación de SIBO se daban con dosis de rifaximina de 1200mg/día. También por la duración del tratamiento, que osciló entre los 5 y los 28 días, y por las diferentes causas de SIBO, donde hubo estudios como el de Parodi y col. (2008), donde los sujetos estudiados tenían rosácea, o el estudio de Tursi y col. (2003), donde los sujetos presentaban diverticulitis en el colon, etc. Lo que puede significar que en base a la causa concomitante de SIBO, y la zona afectada, se pueden requerir diferentes cantidades de rifaximina para su erradicación.

Figura1. Forest plot de las tasas de erradicación de SIBO con el uso de rifaximina (L. Gatta y col., 2017)

Los resultados del metaanálisis muestran un éxito de la terapia del 70,8% (probablemente mayor si se hubieran usado 1200mg de rifaximina y al menos durante 7-10 días). Las reacciones adversas se produjeron solamente en el 4,6% de los casos.

Otras limitaciones de este metaánalisis fueron la prueba elegida para la detección de SIBO, en todos se usó la prueba de aliento con glucosa, lactulosa o ambas, siendo menos precisa que el aspirado y cultivo intestinal. El número de sujetos también fue muy reducido en los estudios incluidos en el metaanálisis.

Comparto la conclusión de los autores: la terapia con rifaximina es eficaz y segura para el tratamiento de SIBO. Dado que la calidad de los estudios disponibles es generalmente deficiente, se necesitan ECA (ensayos controlados aleatorios) grandes y bien diseñados (con criterios bien establecidos para evaluar SIBO y evaluar los síntomas antes y después del tratamiento de acuerdo con el estado de erradicación) para corroborar estos hallazgos y para establecer el régimen óptimo (es decir, la dosis diaria y la duración) de rifaximina para tratar esta afección cada vez más común.

Desde entonces se han realizado 2 ensayos clínicos más, uno de ellos de 18 pacientes con SIBO después de una cirugía por cáncer colorrectal con dosis de 1200 mg de rifaximina durante 10 días, donde un 33% mejoro el test de aliento con glucosa. Y otro ensayo donde se evaluaron 17 pacientes cirróticos, con 600mg de rifaximina y con una tasa de respuesta del 76% mediante evaluación con test de aliento. No aportarían nada nuevo, ya que tienen algunas de las limitaciones comentadas anteriormente, sobre todo el bajo número de sujetos y un estado patológico concreto, que podría ser perfectamente la causa del SIBO.

Para el resto de antibióticos que aparecen en la tabla del consenso, la evidencia es aún menor y de calidad similar a la comentada para la rifaximina, he profundizado en esta por tener mayor cantidad de evidencia y por ser la primera opción en la práctica clínica para erradicar el SIBO, aunque esto no significa que el resto de antibióticos carezcan de utilidad.

Antibióticos para el IMO

Ya hablé en el primer artículo sobre el IMO, que significa sobrecrecimiento intestinal de metanógenos, y es detectado por unos valores de metano ≥10 ppm en el test de aliento (Rezaie, A. y col., 2017), en contraste con los dos estudios que vamos a ver a continuación, donde el límite para el metano está en 3ppm. Parece haber correlación entre el síndrome de intestino irritable con predominancia de estreñimiento (SII-E) y un test de aliento positivo en metano, debido a un aumento de metanógenos, principalmente de Methanobrevibacter smithii.

Basándonos en un estudio pionero en la comparación de diferentes antibióticos en el tratamiento de metano en pacientes con SII-E (Low y col., 2010), donde los pacientes con SII-E fueron diagnosticados mediante los criterios de Roma I (actualmente se usan los criterios de Roma IV), y con un test de lactulosa positivo en metano, se compararon las respuestas al tratamiento con neomicina (500mg / 2 veces al día durante 10 días), rifaximina (400mg / 3 veces día durante 10 días) o una combinación de ambos durante 10 días

Se vio un porcentaje de erradicación del 87% en el grupo de ambos antibióticos, comprobado mediante test de aliento con lactulosa, en contraste al uso de solo uno de los antibióticos por separado, donde la erradicación fue de aproximadamente un 30%.

Figura 2. Porcentajes de erradicación del metano con monoterapia de antibióticos y con terapia combinada de ambos. (Low y col., 2010).

Dentro de las limitaciones que se presentan en este estudio, sobre todo el tamaño de la muestra reducido, 8 sujetos para neomicina, 39 sujetos para rifaximina y 27 sujetos para ambos. Podemos ver como el tratamiento del IMO es más efectivo con dos antibióticos, aunque se necesitan ensayos controlados aleatorios con un mayor tamaño de muestra.

En este otro estudio, con diseño doble ciego, aleatorizado y controlado con placebo (Pimentel, M. y col., 2003). Se estudió la respuesta de 500 mg / 2 veces al día de neomicina, o placebo en 84 sujetos con SII (diagnosticado por los criterios de Roma I) durante 10 días.

41 de los 81 sujetos fueron tratados con neomicina, de los que un 20% consiguieron normalizar el test de aliento, realizado 7 días después de finalizar el tratamiento en comparación el 1% del grupo placebo. Los resultados de metano tenían que ser menores a 3 ppm para considerarse negativos.

Los sujetos que recibieron placebo solo reportaron un 11% de mejoras en el cuestionario de síntomas relacionados con el SII, en comparación con el cuestionario previo al tratamiento, el grupo que recibió neomicina pero no consiguieron normalizar el test de aliento, mejoró en un 36,7% en el cuestionario, y el grupo de neomicina y test de aliento negativo reportó un 75% de mejora en el cuestionario.

Estatinas para el tratamiento del IMO

Como ya he comentado antes, puede haber un sobrecrecimiento de arqueas. Vamos a ver como las estatinas podrían ejercer un efecto positivo en su erradicación, aunque de momento sin aplicación clínica.

Las estatinas actúan inhibiendo la enzima HMG-CoA reductasa, enzima clave para la síntesis de colesterol en humanos. Las arqueas poseen una pared celular (filamentos de color morado en la figura 3) formada por pseudomureína, lo que le otorga resistencia a diferentes antibióticos, de ahí que la monoterapia con antibióticos sea poco efectiva en la erradicación de IMO.

Figura 3. Estructura de la arquea metanogénica Methanobrevibacter smithii (K. Gottlieb, y col., 2015).

También posee una membrana celular formada por isoprenoides, podéis verla en la figura 3, rodeando a toda la célula de color marrón, que sería el lugar de acción de las estatinas. Esto ocurre porque la misma enzima que cataliza la biosíntesis del colesterol isoprenoide en los seres humanos, la HMG-CoA reductasa, también interviene en la formación de la membrana celular formada por isoprenoides (K. Gottlieb y col., 2015).

Esto plantea la posibilidad de que las estatinas podrían controlar el crecimiento de arqueas, sin interferir en el crecimiento de otras bacterias de la microbiota, que aunque también poseen isopreno en sus membranas celulares, su síntesis no es dependiente de la HMG-CoA. Veremos que nos depara esta opción terapéutica en un futuro próximo.

Dietoterapia

Dieta baja en FODMAPs

En cuanto a la nutrición, no hay ensayos clínicos donde se busque el efecto de diferentes patrones alimentarios y/o alimentos concretos en pacientes con SIBO, excepto en pacientes con SII y SIBO, donde parece que una dieta baja en FODMAP ayuda a mejorar los síntomas, al disminuir los sustratos que fermentan las bacterias.

Las siglas FODMAP son las siglas de fermentables, oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles (o polialcoholes). Con esta dieta lo que buscamos es una reducción de diferentes hidratos de carbono de cadena corta (azúcares), que son poco absorbibles en el intestino y fermentan. De forma normal esta fermentación se da en el colon, pero cuando hay SIBO, la fermentación se produce a diferentes niveles del intestino delgado, fermentando donde no deberían.

Para tratar la dietoterapia en SIBO vamos a ver un ensayo clínico en pacientes sanos y SII, donde se midió el hidrógeno y metano espirado para ver la respuesta a una dieta alta y baja en FODMAP. Comentaré también un metaanálisis reciente, donde se ven los beneficios de una dieta baja en FODMAP en pacientes con SII, aunque en este caso no se sabe si sufrían SIBO, lo incluyo por la gran prevalencia de SIBO en pacientes con SII.

En un ensayo de intervención cruzado, aleatorizado, simple ciego (Ong y col., 2010). Se reclutaron 15 sujetos sanos y 15 sujetos son SII, diagnosticados por el cumplimiento de los criterios de roma III. Luego se asignaron al azar para recibir una dieta baja en FODMAP (LFD) o alta en FODMAP (HFD) que contenía 9 g y 50 g de FODMAP respectivamente. Se realizaron durante 2 días, con un periodo de lavado de 7 días, antes de pasar a hacer la dieta alternativa. Se puede consultar la dieta en la referencia del estudio.

Los síntomas se registraron en un cuestionario de sintomatología, donde se indicaban 5 de los síntomas más comunes y se puntuaban del 0 al 3. Se midieron también los niveles de hidrógeno y metano mediante un test de aliento, durante el segundo día, tanto de la LFD como del grupo HFD. Los niveles fueron medidos cada hora durante 14 horas, que fue el margen que dieron a los sujetos para ingerir la dieta pautada.

Como podemos ver en la figura 4, el grupo SII tuvo mayores niveles de hidrogeno cuando siguieron la HFD respecto al grupo sano que también hizo la HFD, pero esta diferencia no se observó cuando ambos grupos siguieron la dieta LFD. Algo a destacar es que las medidas de hidrógeno llegan a ser superiores en el grupo sano, respecto al SII en las horas posteriores a la cena, algo que no se comenta en el estudio, es posible que el grupo con SII-E disminuyera la ingesta de la cena, por arrastrar síntomas de las comidas anteriores y esto no lo reflejaran en el cuestionario de cumplimiento.

Figura 4. Mediciones de hidrógeno espirado. Cuadrados con relleno: SII-HFD; Cuadrados sin relleno: SII-LFD; Círculo con relleno: sanos-HFD; Círculo sin relleno: sanos-LFD (Ong et. al 2010).

En cuanto a las medidas de metano, se vio un claro aumento cuando el grupo SII pasó de hacer la LFD a hacer la HFD (figura 5). Paradójicamente los controles sanos produjeron menores cantidades de metano cuando realizaron la HFD, los autores comentan que esto puede ser debido a que, una carga alta de FODMAP conducirá a una mayor producción de ácidos grasos de cadena corta y la subsecuente acidificación de la luz intestinal, pudiendo inhibir así la actividad metanogénica. Además, de que cualquier efecto que aumente el volumen intraluminal, hará que disminuya el tiempo de tránsito pudiendo disminuir así la producción de metano.

Figura 5. Mediciones de metano espirado. Gráfica superior, sujetos sanos (círculo con relleno: sanos-HFD; círculos sin relleno: sanos-LFD).
Gráfica inferior, sujetos con SII (cuadrado con relleno: SII-HFD; cuadrado sin relleno: SII-LFD) (Ong et. al 2010).

La puntuación de los síntomas fue mayor en los sujetos con SII cuando siguieron la HFD respecto a los sujetos sanos, excepto en los gases, donde los sujetos sanos también reportaron puntuaciones altas.

Hay bastantes limitaciones en este estudio, como el pequeño número de muestra, el diseño de la dieta, la corta duración y la falta de medición de otros parámetros como la frecuencia y deposición de las heces. Aunque podemos ver como puede ser el útil el manejo de los fodmaps, para controlar la sintomatología gastrointestinal.

En una reciente revisión sistemática y metanálisis (Black, C. J. y col., 2021) en 944 pacientes, 472 de los cuales fueron asignados a una dieta baja en FODMAP, se buscaron las mejoras en los síntomas más frecuentes en pacientes con SII al realizar una dieta baja en FODMAP, comparando su eficacia con diferentes asesoramientos dietéticos alternativos y dietas altas en FODMAP.

Se observó que la dieta baja en FODMAP ocupa el primer lugar en la mejora global de los síntomas generales del SII, principalmente el dolor y la distensión abdominal, no hubo mejora significativa en los hábitos intestinales, probablemente por no diferenciar el análisis entre subtipos de SII.

Teniendo en cuenta la prevalencia de SIBO en pacientes con SII, a veces subestimada por el tipo de prueba diagnóstica, y teniendo en cuenta que el SIBO provocará un exceso de fermentación bacteriana y/o metanogénica al igual que ocurre en los diferentes subtipos de SII, seguir este tipo de dietoterapia puede ayudar al manejo de la sintomatología, como tratamiento coadyuvante al tratamiento antibiótico y a la mejora de hábitos en general.

Siempre será muy recomendable ponerte en manos de un dietista o dietista-nutricionista para realizar este tipo de dietoterapia.

Dieta elemental

La dieta elemental consiste en tomar una preparación de nutrientes hidrolizados, lo que permite que se absorba en la parte proximal del intestina delgado, principalmente en el duodeno.

En esta revisión de casos clínicos (Pimentel y col., 2003), se incluyeron 94 sujetos con SII diagnosticado por Roma I, con test de aliento con lactulosa positivos, a los que no se les consiguió erradicar el SIBO con tratamientos antibióticos previos. Se consideraron positivos si los resultados eran >20 ppm en los 90 minutos posteriores a la lactulosa, tanto para metano como para hidrógeno, lo que podría dar lugar a falsos negativos en metano con límites actuales de 10ppm, principalmente en sujetos con SII-E.

A los pacientes se les proporcionó la preparación vivonex plus, ajustada a los requerimientos calóricos individuales y tomada 3 veces al día en cantidades equitativas, durante 15 días. Los resultados fueron prometedores, 74 de los 93 (un 80%) sujetos dieron negativo en el test de aliento realizado en el día 15. De los 19 restantes, 17 ampliaron 7 días más la dieta elemental y 5 de ellos, consiguieron obtener un test de aliento negativo en el día 21. En total 79 pacientes (85%) consiguieron erradicar el SIBO mediante la dieta elemental.

De los pacientes tratados, 63 volvieron un mes después de finalizar la dieta elemental, para repetir el test de aliento y valorar si había recidiva, 52 de los 63 pacientes dieron negativo, lo que supone un 83% de éxito.

Y aunque supuestamente el principal mecanismo por el que este tipo de dieta ejerce sus beneficios, podamos creer que es una disminución de los sustratos a las bacterias y con ello una disminución de estas, se proponen otros mecanismos que parecen tener incluso mayor relevancia, como el aumento de la secreción de bilis, que aumentaría la fase III del complejo motor migratorio, una remodelación de la microbiota, etc.

Transplante de microbiota fecal

Otra de las grandes alternativas que tenemos, y sobre todo tendremos probablemente con fuerte evidencia, es el transplante de microbiota fecal (TMF).

Vamos a ver un ensayo clínico aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo reciente (Xu y col. 2021), donde se comparó la respuesta del tratamiento con cápsulas de TMF, respecto al grupo con placebo, en 55 pacientes con SIBO, divididos en 28 sujetos al grupo TMF y 27 al grupo placebo. El tratamiento fue de una toma semanal, durante 4 semanas. Cada toma consistía en 16 cápsulas.

Se registraron los síntomas tanto antes del tratamiento, como a los 1, 3 y 6 meses desde el inicio. También se les realizó un análisis de microbiota fecal, una tomografía computarizada y un test de aliento con lactulosa, tanto al inicio como a los 6 meses. Los resultados fueron muy prometedores, en los síntomas se reportaron mejoras significativas en el grupo TMF, en los registros a los 1, 3 y 6 meses, como se puede ver en la figura 6.

Figura 6. Puntuaciones en el test GSRS (registro y puntuación de síntomas), tanto al inicio como en los meses posteriores. (Xu y col. 2021)

En cuanto al test de aliento, los resultados fueron negativos para los valores de hidrógeno 6 meses después del tratamiento (marcados en la gráfica izquierda de la figura 6 con un asterisco), no ocurrió lo mismo en el grupo placebo, donde incluso los resultados llegaron a empeorar. Los valores de metano no sufrieron cambios significativos, posiblemente porque ya estaban en rangos negativos (inferiores a 10ppm) antes del tratamiento en ambos grupos.

Figura 7. Valores de hidrógeno espirado (izquierda) y de metano (derecha) tanto antes de la intervención como a los 6 meses (Xu y col. 2021).

Y por último, en cuanto a la composición de la microbiota fecal, se observó como el grupo TMF tuvo un perfil más similar al donante, que el grupo tratado con placebo. Solo se reportó un efecto adverso, y fue 1 paciente del grupo TMF que experimentó una breve diarrea.

Aunque en la actualidad es raro ver el uso de TMF, y se suele usar en algunas ocasiones casi como última opción de tratamiento. El potencial terapéutico del TMF probablemente irá cobrando mayor importancia en los próximos años, sobre todo si se consiguen hacer de forma tan sencilla y económica como en forma de cápsulas.

Probióticos

La evidencia del uso de probióticos para el tratamiento de SIBO es casi inexistente, y la poca que hay, es de muy baja calidad, después de revisar un ensayo controlado aleatorio del uso de probióticos en pacientes con cáncer gástrico y colorrectal, he decidido no incluirlo en el artículo por diferentes motivos. El principal es el punto de corte utilizado para considerar un SIBO positivo, se usan 12 ppm para el hidrógeno cuando la última evidencia pone el punto de corte en 20 ppm, de hecho en la gráfica del estudio la media de las mediciones muestra valores 18-19 ppm en el pico más alto, pudiendo considerar negativos a una gran parte, no facilitan los resultados individuales, donde seguramente hubo pacientes con valores por encima de 20 ppm.

En este otro estudio piloto (Khalighi, A.R. y col. 2014), se incluyeron 30 pacientes con test de lactulosa positivo (valor de corte 20ppm), a todos se les trató las primeras 3 semanas con antibióticos de amplio espectro (no indicados), después del tratamiento los dividieron en 2 grupos al azar de forma doble ciego. Un grupo tomó durante 15 días minociclina (100mg 2 veces día) y el otro grupo tomo el probiótico (realmente era un simbiótico) esporas de Bacillus coagulans y fructo-oligosacáridos dos veces al día después de las comidas.

6 meses después desde el inicio del tratamiento, se repitió el cuestionario de síntomas y la prueba de aliento. El 93,3% del grupo probióticos fueron negativos en la prueba de aliento, y el grupo control (minociclina) un 67,7%. También se observó una mejora notable en la diarrea, flatulencia y eructos del grupo probióticos. Esto sugiere que el uso de simbióticos puede ayudar a mantener la remisión del SIBO después de un ciclo de tratamiento con antibióticos. La mejora de síntomas es más relativa desde mi punto de vista, debido a que la toma de antibióticos se extendió 15 días en el grupo control, pudiendo influir estos en la sintomatología.

En una revisión de 2020 (TGO Achufusi y col., 2020) se comenta como incluso el uso de probióticos puede aumentará las probabilidades de tener un test de metano positivo, lo que sugiere que el probiótico puede llevar a un crecimiento excesivo de bacterias metanogénicas. Los beneficios o perjuicios que pueda darnos un probiótico probablemente estén condicionados tanto por el tipo de SIBO, como de las cepas bacterianas que compongan el probiótico.

Tratamiento a base de hierbas

Si bien este tipo de tratamiento no se menciona en la última guía clínica sobre SIBO ya mencionada, hay resultados prometedores con el uso de algunos compuesto herbales como los que comentaré a continuación.

En este estudio (una revisión retrospectiva de historias clínicas) se les realizó un test de aliento con lactulosa a 397 pacientes por sospecha de SIBO, 252 dieron positivo, de los cuales 104 fueron incluidos para seguir en el estudio (Chedid V. y col 2014).

A esos pacientes se les dio a elegir entre un tratamiento con rifaximina (400mg 3 veces al día) o un tratamiento herbal de 2 suplementos simultáneos (2 cápsulas de cada suplemento, 2 veces al día). Había 2 opciones, una opción era Dysbiocide y FC Cidal (ambos de la marca Biotics research), y la otra Candibactin-AR y Candibactin-BR (ambos de la marca metagenics), la composición de cada uno aparece en la figura 8. No entiendo porque no se indica cual fue la cantidad de sujetos que tomó cada combinación de los suplementos herbales, ya que la composición no es la misma.

Figura 8. Composición de los suplementos herbales usados (Chedid V. y col 2014).

Por la rifaximina optaron 67 pacientes, y por los compuestos herbáceos 37 pacientes. Después de las 4 semanas de tratamiento, se repitió la prueba de aliento con lactulosa para comprobar si había erradicación de SIBO. De los 67 pacientes con rifaximina 23 (34,3%) dieron negativo, y 44 (65,7%) resultaron positivos. De los 44 pacientes que dieron positivo, 14 tomaron el suplemento herbáceo, consiguiendo así la erradicación en 8 de estos pacientes (57,1%).

En el caso de los pacientes tratados con el suplemento herbáceo, los resultados fueron 17 (45,9%) erradicaron el sibo, y 20 (54,4%) volvieron a dar positivo. Los porcentajes de erradicación fueron de un 34,3% para la rifaximina frente a un 45,9% en suplementos herbáceos.

A pesar de los buenos resultados obtenidos, la evidencia para este tipo de tratamientos es mucho menor que para los antibióticos, siendo estos últimos la primera opción de tratamiento, a no ser que las condiciones del paciente requieran lo contrario. Sería interesante ver si la toma simultánea de un antibiótico y un suplemento herbáceo, aumenta la erradicación respecto a usarlos por separado, hasta donde yo sé, no hay nada al respecto en humanos. Veremos si en un futuro coge más fuerza el tratamiento con este tipo de nutraceúticos, ya que la resistencia a los antibióticos está a la orden del día.

Control de la causa subyacente

La mayoría de veces es difícil tratar la causa del SIBO, pero evitar que esa causa empeore, ya estaremos disminuyendo el riesgo de sufrir SIBO, o de su recidiva si lo hemos erradicado. En la siguiente tabla extraída de una revisión (Rezaie, Ali & Pimentel et. al., 2016) se recogen las principales patologías que pueden causar SIBO, así como su tratamiento.

Figura 10. Estados de enfermedad que aumentan el riesgo de sufrir SIBO, diagnóstico y potenciales tratamientos (Rezaie, Ali & Pimentel y col., 2016).

Resumen

En muchos de los tratamientos mencionados profundizaremos en futuros artículos a medida que vaya avanzando la evidencia. Este artículo servirá como base en este blog, para conocer los tratamientos y enfoques básicos en pacientes que sufran o vayan a sufrir SIBO o IMO.

Lo importante a día de hoy es hacer un correcto diagnóstico, como vimos en el anterior artículo. Y a partir de ahí, el médico digestivo pautara el tratamiento antibiótico pertinente, en base a si tenemos solo SIBO, IMO, amobos e incluso SIFO, del que hablamos en este artículo. Siempre será conveniente repetir el test de aliento una vez terminado el tratamiento, para confirmar la erradicación. Junto con esto, el manejo de la causa subyacente es muy importante, como hemos comentado en el último apartado de este artículo. Si el SIBO ha sido causado por una gastroenteritis, una vez nos recuperemos de esta ya tendremos la causa del SIBO controlada, pero hay escenarios donde es mucho más complicado, como en enfermedades inflamatorias intestinales, dismotilidades gastrointestinales idiopáticas, resecciones de la válvula ileocecal (válvula que separa el intestino delgado del grueso).

El manejo de la nutrición en estos casos puede ser de gran ayuda por motivos como el control de la sintomatología, y con ello mejorar la calidad de vida durante el proceso de recuperación, entre otros aspectos, que aunque no se sustenten en la bibliografía actual podrían ser motivos a tener en cuenta, como una disminución de los sustratos entregados a las bacterias, mejora en la secreción de bilis, mejoras en la motilidad, etc. En definitiva cualquier mejora de hábitos, podrá ayudarnos a mejorar el entorno que tenemos para el tratamiento del SIBO, como el descanso, el manejo del estrés, la actividad y el ejercicio físico, etc.

Puntos clave

👉 La rifaximina es el antibiótico que mejores respuestas parece dar.

👉 La erradicación del IMO parece responder mejor a la combinación de varios antibióticos, sobre todo rifaximina con neomicina.

👉 Las estatinas se proponen como futuro tratamiento para erradicar el IMO, todavía sin aplicaciones en la práctica clínica.

👉 La dieta baja en FODMAPs parece ser útil para mejorar la sintomatología, junto una mejora en los valores del test de aliento.

👉 La dieta elemental puede ser útil, pero solo en casos donde no quede otra opción y/o los síntomas sean muy severos.

👉 El TMF tiene muy buenos resultados en la erradicación del SIBO, aunque todavía con muy poca evidencia.

👉 Los probióticos y el tratamiento herbal podrían ser útiles, pero se necesitan estudios donde se estandaricen los ingredientes (cepas, extractos de plantas, etc.) utilizados.

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📄 Xu, F., Li, N., Wang, C. et al. Clinical efficacy of fecal microbiota transplantation for patients with small intestinal bacterial overgrowth: a randomized, placebo-controlled clinic study. BMC Gastroenterol 21, 54 (2021). https://doi.org/10.1186/s12876-021-01630-x

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Soy un amante de la ciencia, pero sobre todo de aquella relacionada con la nutrición clínica, fisiología y suplementación.

🧠Dietista.
🧬Estudiante de Laboratorio clínico y biomédico.

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